CONCLUSIONES
1. CONCLUSIONES SEGÚN EL MARCO TEÓRICO.
PRIMERA RELACIÓN.
En relación con el marco teórico, hemos
visto que el origen del machismo se establece en las redes telemáticas, en el
sexismo de los primeros videojuegos y en los textos que dieron pie al
cibermachismo. Este hecho lo podemos relacionar con la pregunta 10, en la cual
preguntamos sobre el concepto del micromachismo. Dentro de las opciones que
damos a elegir: “conductas machistas visibles”, “corriente filosófica marcada
por el acoso hacia las mujeres”, “maltrato físico hacia la mujer”, “violencia
de género casi invisible” y “maltrato psicológico hacia la mujer”. Siendo la
opción más elegida por nuestros encuestados “violencia de género casi invisible”,
con un 31’91% en los hombres, 15 personas, y un 30’47% en las mujeres,
correspondiendo a 39 personas.
SEGUNDA RELACIÓN.
Cuando nos referimos al ámbito de la
pareja, el micromachismo se basa en pequeñas acciones casi imperceptibles que
sitúan al hombre por encima de la mujer. Encontrando la relación con las
preguntas 11 y 12.
En la pregunta 11 dimos cuatro
afirmaciones en las cuáles pedíamos que se eligiese el grado de acuerdo y de
desacuerdo. Concretamente, nos centraremos en la afirmación “una persona
cotillea el móvil de su pareja sin su consentimiento”. De acuerdo con esta
afirmación, podemos observar que ambos sexos se muestran muy en desacuerdo,
concretamente el 55’32% de los hombres, 26 personas, y el 75’78% de las mujeres,
representando a 97 personas.
En la pregunta 12, en la que preguntamos a
los encuestados cuál de las siguientes soluciones creían que ayudaría a
combatir el micromachismo en las redes sociales. Podemos observar que el 29’79%
de los hombres, es decir, 14 personas, piensa que la mejor solución es la concienciación
para un mejor uso de las redes sociales y trato con la sociedad desde una
perspectiva educativa. Por el otro lado, vemos que el 30’47% de las mujeres, cuya
representación es de 39 personas, opina que dos de las mejores soluciones son
concienciar para un mejor uso de las redes sociales y trato con la sociedad
desde una perspectiva educativa, y “castigar” ante la ley este tipo de
actuaciones machistas.
TERCERA RELACIÓN
En referencia al maltrato psicológico,
como podemos ver en el marco teórico, se basa en comportamientos intencionados
llevados a cabo por el hombre, con el objetivo de privar la libertad de la
mujer. De forma que el hecho de atribuir a una mujer adjetivos como “loca” o “exagerada”
propicia el maltrato psicológico.
Este hecho lo podemos relacionar con la
pregunta 10, en la que preguntamos sobre el micromachismo. Concretamente, nos
centraremos en la opción del maltrato psicológico hacia la mujer. Cuya
representación es del 8’51% de los hombres, es decir, 4 personas y el 5’47% de
las mujeres, correspondiendo a 7 sujetos.
CUARTA RELACIÓN.
Como hemos podido observar en el marco
teórico, los hombres buscan satisfacer una necesidad de reafirmación de
identidad masculina, cuya fijación se basa en la creencia de superioridad y en
la necesidad de control.
Este aspecto lo podemos relacionar con la
pregunta 8, en la que preguntamos su opinión sobre si el uso de las redes
sociales incrementa los comportamientos machistas.
Los resultados a este planteamiento se han
basado en que ambos sexos opinan de forma afirmativa. Más específicamente,
encontramos un 44’68% en los hombres, 21 personas, y un 60’94% en las mujeres,
78 individuos.
QUINTA RELACIÓN.
En relación a la orientación sexual, según
el marco teórico, podemos observar que una mujer que el hecho de que una mujer no
se guie por un comportamiento «afeminado», no es considerada una mujer, asignándole
como orientación sexual la homosexualidad o bisexualidad.
Podemos observar la relación con la
pregunta 5, en la que preguntamos sobre la orientación sexual, dando como
opción la heterosexualidad, homosexualidad, bisexualidad u otros. Los
porcentajes extraídos en esta pregunta son que el 80’85% de los hombres, 38
personas, son heterosexuales y el 67’97% de las mujeres, 87 personas, también
son heterosexuales.
Otras opciones eran: asexual, demisexual,
pansexual, sapiosexual y polisexual. Dentro de estas opciones, en el sexo
masculino no hay ninguna persona que se sienta dentro de alguna de las
orientaciones sexuales comentadas anteriormente. En cambio, en el caso de las
mujeres, las dos respuestas elegidas son asexual, con el 1’56%, y pansexual,
con el 1’56%, representando a 2 personas.
SEXTA
RELACIÓN.
En el siguiente lugar, podemos ver la
relación del tipo de micromachismos encubiertos, los cuales intentan ocultar la
finalidad de implantar las razones, empleando y aprovechándose de la confianza
y de la credibilidad femenina. Por el motivo de que, según los hombres, se
trata de una forma de conquistar a la mujer.
Aspecto que lo podemos relacionar con la
pregunta 9, en la cual preguntamos qué piensan que son los piropos. Las
opciones dadas son: “parte de la cultura de nuestro país, no lo veo mal...”; “agradables,
si se los haces a alguien que conoces...”; “acoso, si los dice un desconocido e
incomodan a quién los recibe; una manera de alegrarle el día a alguien extraño”;
“necesarios para que una mujer se sienta guapa”.
En el caso de los hombres, un 42’55%, es
decir 20 sujetos, opina que “los piropos son agradables, si se los haces a
alguien que conoces..., y acoso, si los dice un desconocido e incomodan a quién
los recibe”. Mientras que en el caso de las mujeres, un 45’31%, concretamente 58
personas, piensa que “los piropos son acoso, si los dice un desconocido e
incomodan a quién los recibe”.
SÉPTIMA RELACIÓN.
En el micromachismo aplicado a las redes
sociales, hemos visto que se han acentuado las conductas, aceptadas como amor
romántico, en base a los mecanismos de control hacia la pareja. Tenemos que
tener en cuenta que Internet ha rediseñado las redes sociales, constituyendo un
nuevo medio de comunicación.
Esto lo podemos relacionar con la pregunta
6, en la cual preguntamos sobre las herramientas de comunicación que utilizan.
Las opciones a esta pregunta son las siguientes: Whatsapp, Facebook, Twitter, Instagram, Youtube, Snapchat, Tumblr, Wattpad, ninguna
y otra.
En el caso de los hombres, el 19’15% (9
personas) utilizan más whatsapp, instagram y youtube. Mientras que en el de las
mujeres, el 9’38%, constituyendo 12 personas, utilizan con mayor intensidad las
aplicaciones de Whatsapp e Instagram.
OCTAVA RELACIÓN.
Siguiendo en la temática de las redes
sociales, las herramientas que posibilitan a los usuarios la creación de una
red social on-line, se basan en las conocidas 3C’s: Comunicación, Comunidad y Cooperación.
Este aspecto lo podemos relacionar con la
pregunta 12, en la que preguntamos sobre las posibles soluciones que ayudarían
a combatir el micromachismo en las redes sociales. Las posibles soluciones
dadas son las siguientes: “erradicar las redes sociales”; “«castigar» ante la
ley este tipo de actuaciones machistas”; “concienciar para un mejor uso de las
redes sociales y tanto con la sociedad desde una perspectiva educativa”; “implicación
política; no modificar nada, dejar las cosas así como están y dando opción a
otras”.
En el caso de los hombres, un 29’79%, cuya
representación es de 14 personas, opina que una de las soluciones es
concienciar para un mejor uso de las redes sociales y tanto con la sociedad
desde una perspectiva educativa. Mientras que, en las mujeres, el 30’47%, es
decir 39 personas, las soluciones que prevén para combatir el micromachismo son
“«castigar» ante la ley este tipo de actuaciones machistas” y “concienciar para
un mejor uso de las redes sociales y tanto con la sociedad desde una
perspectiva educativa”.
NOVENA RELACIÓN.
En la relación con la manera de
interactuar de forma afectiva, podemos observar la evolución de la utilización
del teléfono, ya que antes era usado principalmente para realizar llamadas y SMS.
Mientras que actualmente, su uso va más allá, permitiendo una una comunicación
más precisa e instantéa, facilitando la vida de las personas.
De esta modo, el sistema sexo-género sigue
trabajando en las redes sociales según los «me gusta», las publicaciones
compartidas, canciones, etc. De esta misma manera también se visualizan las
situaciones violentas como los diferentes mecanismos de control.
DÉCIMA RELACIÓN.
Esta misma digitalización y visualización
de las situaciones, la podemos relacionar con la pregunta 8, en la que
preguntamos sobre si las personas encuestadas creen que el uso de las redes
sociales incrementa los comportamientos micromachistas. Delante de este
posicionamiento se confirma que pensábamos que responderían de manera
afirmativa. Vemos que en el caso de los varones, el 44’68%, representando el 21
personas, opinan que sí, mientras que en el caso de las mujeres, el 60’94%,
cuya representación es de 78 personas), también opina que afirmativamente.
2. CONCLUSIONES GENERALES.
Alcanzando al desenlace de este proyecto, mediante el
estudio y la observación se han obtenido una serie de conclusiones en la
finalización de este estudio.
En primer lugar, conviene destacar el número de
participantes el cual está compuesto por una mayor correspondencia al sexo
femenino a diferencia del masculino. Precisamente, formado por un 73,14% de
féminas y un 26,86% de varones.
En
segundo lugar, un hecho alarmante es que la gran mayoría de estos participantes
no detectan cual es la correcta definición del micromachismo entre las opciones
de elección expuestas en el cuestionario. Ante las contestaciones recopiladas
de esta pregunta, tan sólo el 35,5% de los individuos que cumplen la mayoría de
edad seleccionaron la solución correcta.
En
tercer lugar, es necesario destacar el elevado uso de las herramientas de la
comunicación, proporcionadas por la sociedad de la información. En cierto
nivel, estas herramientas son empleadas tanto por mujeres y hombres en las
cuales no se encuentra una franja de edad concretada, ya que estos se
encuentran engendrados en nuestro entorno social, por este motivo el uso de la tecnología
debe de ser entendido como un hecho natural. El uso de estos instrumentos, es
multifuncional, debido a que es predestinado tanto para la comunicación como
para la comunicación en las relaciones afectivas.
En
cuarto y último lugar, podemos observar como las soluciones que se plantean
ante la presencia del micromachismo, no resultan muy restrictivas, ya que los
encuestados no optan por una solución radical, como la de erradicar las redes
sociales, sino por las que menos les afecta personalmente. Cabiendo destacar la
presencia de dos respuestas femeninas que nos sorprendieron negativamente, como
la de “quitar las cuentas a las feminazis” y la de “que hubiese menos hembrismo
en nuestro país”, demostrando así, lo que comentamos en una de las últimas
entradas en nuestro blog, que el micromachismo no es sólo cosa de hombres.
Es curioso y a la vez indignante que en la educación no proporcionen un conocimiento social sobre una de las grandes problemáticas que llevamos arrastrando durante la historia. La educación debería proporcionarnos unos valores en una edad temprana para evitar comportamientos, a veces invisibles, machistas. Sin embargo, el trabajo no es tan solo es de la educación sino también de la sociedad en sí. Los valores que transmitimos no son los adecuados.
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